La modernidad.
En términos generales la modernidad ha sido el resutlado de un vasto
transcurso histórico, que presentó tanto elementos de continuidad como
de ruptura; esto quiere decir que su formación y consolidación se
realizaron a través de un complejo proceso que duró siglos e implicó
tanto acumulación de conocimientos, técnicas, riquezas, medios de
acción, como la irrupción de elementos nuevos: surgimiento de clases, de
ideologías e instituciones que se gestaron, desarrollaron y fueron
fortaleciéndose en medio de luchas y confrontaciones en el seno de la
sociedad feudal.
Se trata de un proceso de carácter global -de una realidad
distinta a las precedentes etapas históricas- en la que lo económico, lo
social, lo político y lo cultural se interrelacionan, se interpenetran,
avanzana ritmos desiguales hasta terminar por configurar la moderna
sociedad burguesa, el capitalismo y una nueva forma de organización
política, el Estado-nación.
La modernidad surge en los ahora llamados "países centrales"
(Europa occidental y, más tarde, Estados Unidos); luego, con el tiempo,
se expande hasta volverse mundial y establecer con los países llamados
"periféricos" una relación de dominación, de explotación y (le
intercambio desigual, donde el centro desempeña el papel activo, impone
el modo de producción capitalista (MPC) y destruye o íntegra (pero
vaciándolas de su contenido y despojándolas de su significado) las
estructuras precapitalistas autóctonas y tradicionales. Este proceso,
que atraviesa por divesas etapas, desemboca en la actual generalización
del mundo de la mercancía y en la consolidación de los Estados modernos.
Para comprender cómo se introduce la modernidad en un país como México es conveniente subrayar dos rasgos del proceso:
1. su carácter global y acumulativo (desarrollo de técnicas,
conocimientos, instrumentos, clases, ideologías, instituciones, etc.).
2. su carácter expansivo (proceso que se origina en Europa
occidental y luego se propaga como forma imperialista por todo el
mundo).
Arte Contemporaneo.
El término
arte contemporáneo ha sido utilizado para designar genéricamente
el arte y la arquitectura realizados durante el S. XX. El cuestionamiento
de los principios artísticos que se inició en las últimas
décadas del S. XIX tuvo una influencia decisiva en la formación
del espíritu crítico propio del S XX. Esta revolución
estética no depende de los arbitrios de una generación
de artistas, ya que estos no hacen más que traducir las concepciones
intelectuales y sociales de un momento histórico. Por tanto,
son los cambios filosóficos, científicos y políticos
los que exigen del arte una forma diferente de afrontar la realidad.
A finales del
S. XIX y principios del S. XX Europa vivía en una situación
caracterizada por la inestabilidad social, la rivalidad económica
y política entre las distintas naciones, que desemboca en la
Primera Guerra Mundial, y una fecunda productividad en el ámbito
científico e intelectual. En ello el arte se vio afectado y
empezaron a surgir múltiples corrientes que se denominaron
"ismos", eran las diferentes rupturas con los modelos de
belleza dominantes en la época. No todas las tendencias se
suceden linealmente en el tiempo, sino que muchas son coetáneas
y tienen interrelaciones entre sí. Las vanguardias no se pueden
entender intentando establecer un orden cronológico, hasta
la II Guerra Mundial tienen lugar las primeras vanguardias artísticas
o vanguardias históricas, mientras que pasada la guerra aparecen
las segundas vanguardias y el postmodernismo.
Sólo algunas vanguardias, sólo para introducirnos a la estética moderna.
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