Polonia
El diseño de posters en Polonia comienza durante la Młoda Polska , una época marcada por el rechazo frontal al positivismo en favor del
decadentismo, el impresionismo y el neo-romanticismo. Digamos que entre
1890 y 1918, los polacos decidieron que no iba a ser todo siempre tan
bonito.
Los primeros artistas polacos eran pintores muy influenciados por el arte traadicional polaco que en seguida dejaron paso al art-noveau en los trabajos de Teodor Axentowicz,
cuyos carteles marcaron lo que sería el espíritu del diseño de
cartelería polaco: en lugar de mostrar escenas o imágenes concretas de
la representación, Stanisław Wyspiański
trataba de captar con el dibujo y la tipografía, la esencia principal de
la pieza a representar. En 1937, justo antes de la II Guerra Mundial, Tadeusz Trepkowski
se convierte en uno de los más influyetes artistas polacos.
Polonia estaba desbastada desde septiembre de 1939, con la invasión de Hitler
y las tropas soviéticas provocaron enormes pérdidas humanas, industrias
y agricultura debilitadas, y capital, Varsovia, casi destruida. La
pintura y el diseño grafico, como muchos otros aspectos de la cultura y
sociedad polaca habían dejado de existir. De esta devastación surgió la
escuela polaca de carteles artísticos, reconocida internacionalmente.
Tras la sociedad comunista, establecida después de
la guerra, los clientes son industrias e instituciones controladas por
el estado. Los diseñadores gráficos se unen con los productos de
películas, escritores y artistas en La Unión Polaca de Artistas, allí se fijan las normas y los honorarios.
El primer artista polaco de carteles que apareció después de la guerra fue Tadeusz Trepkowski
(1914-1956), durante la primera década después de la devastación,
expreso las trágicas aspiraciones y los recuerdos que estaban
profundamente fijados en el alma nacional. Involucraba la reducción de
imágenes y palabras hasta que el contenido era sublimado a su más
simples presentación. Unas cuantas formas sencillas para simbolizar una
ciudad devastada. El famoso cartel antiguerra de 1953 contiene solo la palabra “NO”.
El cartel ha llegado a ser un venero de gran orgullo nacional en Polonia.
Durante 1950 el cartel polaco comenzó a reconocerse en todo el mundo.
El agradable estilo estético predominante era un escape del mundo
sombrío de la tragedia a un mundo radiante, decorado con formas y
colores. La tercera tendencia importante se dirigía hacia la metafísica y el surrealismo. Franciszek Starowiejski fue uno de los primeros diseñadores gráficos que incorporó esta nueva sensibilidad metafísica en su trabajo. En contrapunto el cartel circense ha florecido como expresión
despreocupada de la magia y el encanto de este entretenimiento
tradicional. Esta tradición duró hasta 1962 cuando la preocupación por
la mediocre calidad en la publicidad de algunos circos inspiró el
programa. Lenica y Staroweijski se unieron a una nueva
generación de diseñadores, los cuales anunciaron el peligro de que el
cartel polaco podía quedar solo como estilo nacional académico. Fue Roman Cieslewicz
(1930), quien toma el cartel y lo transforma en un medio metafísico
para expresar ideas profundas difíciles de expresar verbalmente. Incluye
en sus trabajos: collage, montaje e imágenes de medio tono amplificadas
a una escala que transforma los puntos en texturas tangibles. La máxima
expresión de los carteles polacos se encontró en sus manos.
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